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Autónomos societarios: qué son, ventajas e impuestos

Natalia Martín4 oct 2024
autónomo societario

Ser autónomo societario es una opción cada vez más valorada por aquellos emprendedores que desean emprender a través de una sociedad mercantil, como una Sociedad Limitada (SL), pero manteniendo las ventajas de trabajar como autónomos.

Esto combina la flexibilidad de los autónomos tradicionales con la protección legal y la proyección empresarial que ofrece la creación de una sociedad.

No obstante, convertirse en autónomo societario implica asumir nuevas responsabilidades y cumplir con una normativa más estricta en términos fiscales, legales y de cotización.

¿Qué es un autónomo societario?

Un autónomo societario es una persona que trabaja por cuenta propia y, a la vez, es socio o administrador de una sociedad mercantil (como una Sociedad Limitada o SL) en la que posee una participación significativa o tiene poder de decisión.

¿Que implica ser autónomo societario? 

  1. Ser socio y trabajador: eres propietario (total o parcial) de una empresa y también participas activamente en la gestión y operación del negocio.
  2. Alta en el RETA: tienes que darte de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomo (RETA), ya que la legislación considera que, a pesar de ser socio de una empresa, estás trabajando para ella de manera directa y habitual 
  3. Responsabilidades: además de las responsabilidades propias de un autónomo (pago de impuestos y cotizaciones), un autónomo societario también tiene las responsabilidades legales que conlleva ser administrador de una sociedad, como la obligación de cumplir con las obligaciones fiscales y laborales de la empresa. 

¿Qué diferencias hay entre un autónomo societario y un autónomo tradicional?

Las principales diferencias entre un autónomo tradicional y un autónomo societario se encuentran en aspectos relacionados con su actividad, responsabilidades y régimen de cotización en la Seguridad Social

1. Definición y actividad

El autónomo tradicional es una persona física que trabaja por cuenta propia, prestando servicios o vendiendo productos de manera individual. 

Este no necesita crear una sociedad para ejercer su actividad y puede operar como freelance o dueño de un pequeño negocio sin tener que formar una sociedad mercantil. 

Sin embargo, el autónomo societario es socio y administrador de una sociedad mercantil a la ve, en la que suele tener una participación significativa (al menos un 25%)

Este no es un trabajador individual, sino que su actividad se desarrolla en una empresa con entidad jurídica y propia

Gestiona la empresa, toma decisiones y tiene responsabilidades como ser el administrador de la sociedad. 

2. Obligaciones de cotización en la Seguridad Social

El autónomo tradicional debe darse de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA)

La base mínima de cotización para 2024 es más baja que la de los autónomos societarios. 

La cuota de autónomos varían en función de los ingresos reales, pero, en general, el autónomo tradicional puede optar por una cuota más baja. 

Por su parte, el autónomo societario está obligado a cotizar en el RETA, pero la base mínima de cotización para los autónomos societarios es superior a la de los autónomos tradicionales. 

Esto se debe a que los autónomos societarios se consideran administradores de una sociedad y, por lo tanto, están sujetos a una base mínima más alta

3. Responsabilidad

El autónomo tradicional tiene una responsabilidad ilimitada, esto es que, si su negocio acumula deudas o enfrenta problemas legales, su patrimonio personal puede verse afectado para cubrir esas deudas.

No hay separación entre su patrimonio personal y el de su negocio

En cambio el autónomo societario al ser administrador de una sociedad mercantil, tiene una responsabilidad limitada al capital aportado a la sociedad. 

En este caso, su patrimonio personal está más protegido, ya que las deudas de la empresa en principio no pueden afectar directamente a sus bienes personales, salvo en casos de negligencia grave o mala gestión.

4. Fiscalidad

El autónomo tradicional declara sus ingresos y gastos mediante el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF)

Debe presentar las declaraciones trimestrales y anuales de IRPF y del IVA, en caos de estar obligado a ello. 

El autónomo societario, al ser una sociedad mercantil, está sujeto al Impuesto de Sociedades, no al IRPF. 

La empresa paga impuestos por los beneficios que genera, y el autónomo societario puede recibir un sueldo como administrador, que tributa en su declaración del IRPF personal.

5. Constitución del negocio

El autónomo tradicional pasa por un proceso más sencillo y rápido al darse de alta como autónomo. Solo tiene que darse de alta en Hacienda y en la Seguridad Social (RETA). 

No es necesario crear una empresa o aportar un capital inicial.

Por su parte, el autónomo societario se implica en trámites más complejos como la reescritura pública ante notario, la inscripción en el Registro Mercantil y deben aportar un capital social mínimo (3.000 € en el caso de una Sociedad Limitada)

6. Gastos de gestión y administración

Los gastos de autónomo tradicional suelen ser menores, puede llevar su contabilidad y presentar sus impuestos de manera más sencilla, o bien contratar una gestoría con un coste menor. 

No hay requisitos legales estrictos en la presentación de cuentas

El autónomo societario, debe cumplir con una contabilidad estricta, y es obligatorio presentar cuentas anuales en el Registro Mercantil, lo que puede requerir la contratación de un gestor o contable especializado. 

Además, puede haber otros gastos asociados a la administración de la empresa. 

Beneficios de un autónomo societario

Aunque tiene más obligaciones que un autónomo tradicional, si lo que quieres es operar en el marco de una empresa con una proyección más formal y amplía, ser autónomo societario podría beneficiarte: 

  • Protección del patrimonio: como ya hemos mencionado, al ser socio de una Sociedad Limitada, tu responsabilidad está limitada al capital aportado a esta. 
  • Credibilidad: operar como una sociedad mercantil puede afectar de forma positiva a la imagen de tu negocio, muchas empresas grandes prefieren trabajar con personas jurídicas por cuestiones formales.
  • Acceso a financiación y crecimiento: las sociedades mercantiles tienen más facilidad para atraer inversores. Además te permite estructurar un negocio más fácilmente escalable, esto supone incorporar nuevos socios, invertir en crecimiento o diversificar actividades dentro de la sociedad de forma más organizada. 
  • Impuesto de Sociedades: una sociedad paga impuestos a través del Impuesto de sociedades, cuya tasa es fija (25% en España en la mayoría de los casos). Las sociedades tienen mayor flexibilidad para deducir ciertos gastos relacionados con la actividad empresarial, lo que puede reducir la carga fiscal. 
  • Distinción entre ingresos personales y de la empresa: Al ser autónomo societario, los ingresos y beneficios de la empresa no son considerados directamente como ingresos personales, lo que permite una mayor planificación financiera. Puedes decidir cuánto sueldo o dividendos recibir de la sociedad, lo que ofrece cierta flexibilidad para controlar tus impuestos personales.

¿Cual es la cuota mínima de cotización para los autónomos societarios?

La base mínima de cotización para los autónomos societarios es más alta que la de los autónomos individuales. En 2024, la base mínima de cotización para autónomos societarios se establece en 1.639,43 €, lo que resulta en una cuota mensual de alrededor de 500,79 €.

¿Por qué la base de cotización es más alta para los autónomos societarios?

Los autónomos societarios están obligados a cotizar por una base mínima más alta debido a que, por su rol como socios y administradores de una sociedad mercantil, se les considera con más capacidad económica y mayor estabilidad financiera en comparación con los autónomos tradicionales. 

Esta normativa se justifica porque muchas veces los autónomos societarios perciben sueldos o remuneraciones como administradores o gerentes de las empresas que gestionan.

¿Cuándo un autónomo societario puede cobrar nómina?

Un autónomo societario puede cobrar una nómina si cumple con las siguientes condiciones:

  1. Es administrador de la sociedad: puede recibir una retribución por su cargo de administrador si los estatutos de la empresa lo permiten. La retribución debe estar prevista en los estatutos y ser aprobada por los socios.
  2. Realiza funciones laborales en la empresa: Además de ser administrador, puede desempeñar otras tareas operativas dentro de la sociedad (por ejemplo, labores técnicas o comerciales) y recibir una nómina por ello. En este caso, cobra por ambas funciones: como administrador y como trabajador.

Aunque cobre una nómina, el autónomo societario sigue cotizando al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), ya que no se considera un trabajador por cuenta ajena. 

La nómina tributa por IRPF y debe ser aprobada por los socios en junta. 

Además, el autónomo puede percibir dividendos de los beneficios de la sociedad, que tributan de forma separada al salario.

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Preguntas frecuentes sobre ser Autónomos Societarios

1. ¿Cómo puedo optimizar mi remuneración entre nómina y dividendos para reducir la carga fiscal como autónomo societario?

Esta es una de las principales preocupaciones para quienes buscan una mejor planificación fiscal.

Los dividendos tributan como rendimientos del capital mobiliario y, dependiendo del importe, pueden tener un tratamiento fiscal más favorable que la nómina, que tributa por IRPF a tasas progresivas. 

La clave está en balancear el salario y los dividendos según los beneficios de la empresa y tu situación fiscal personal.

2. ¿Qué ocurre si mi sociedad tiene pérdidas? ¿Debo seguir cotizando en el RETA como autónomo societario aunque no reciba ingresos?

Incluso si la sociedad tiene pérdidas o el administrador no percibe ingresos o nómina, seguirá teniendo la obligación de cotizar en el RETA

No obstante, en situaciones de ingresos bajos, podrías reducir la base de cotización dentro de los límites legales o plantearte si la estructura societaria sigue siendo la más adecuada.

3. ¿Puedo compatibilizar mi trabajo como autónomo societario con un empleo por cuenta ajena, y cómo afecta esto a mi cotización y tributación?

Sí, es posible ser autónomo societario y al mismo tiempo trabajar por cuenta ajena. En este caso, cotizarías tanto en el RETA como en el Régimen General

Esto puede dar lugar a una cotización en exceso, lo que te permitiría solicitar la devolución de una parte de las cotizaciones pagadas si se supera el tope máximo fijado por la Seguridad Social.

4. ¿Cuáles son los riesgos legales y fiscales si no cumplo correctamente con mis obligaciones como administrador de una sociedad limitada?

Como administrador, tienes responsabilidad legal por las decisiones y la gestión de la sociedad. 

Si incumples con tus obligaciones, podrías enfrentarte a responsabilidad civil, penal o patrimonial, lo que incluso podría afectar tu patrimonio personal en casos graves de mala gestión o fraude. 

Además, el incumplimiento fiscal, como la falta de declaración de impuestos o retribuciones, puede acarrear sanciones.

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